Arte de terror (I): H.R. Giger

En una ocasión, los aduaneros holandeses pensaron que mis dibujos eran fotos, ¿dónde pensarían que había fotografiado a mis modelos? ¿En el infierno, quizá?

Cuando pensamos en el terror se nos vienen a la cabeza novelas y autores, películas y cineastas. El terror es mucho más que historias siniestras. El terror es estética. ¿Acaso no hay terror en las pinturas macabras, esculturas deformes y mutiladas o incluso en edificios lóbregos?

Las artes plásticas pueden plasmar terror. Nadie lo sabía mejor que Hans Rudolf Giger, más conocido con su nombre en siglas: H. R. Giger. Pintor, escultor, visionario. Hoy habría cumplido 76 años, si no nos hubiera dejado en el año 2014. Quiero rendirle un homenaje a este gran artista con esta entrada de Sangre de bote que inicia una nueva sección, Arte de terror.

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H. R. Giger en las puertas de uno de los dos Giger Bar.

«¿Y quién es H. R. Giger?», os preguntaréis algunos. Pues ni más ni menos que el artista que diseñó el xenomorfo, la criatura de la película Alien (1979) y que aparecería en el resto de la saga. Eso incluye todas las etapas evolutivas del monstruo: desde el facehugger («abrazacaras») hasta el extraterrestre más fálico  de la historia del cine que todos conocemos y queremos (a kilómetros de distancia, o mejor, ¡en otro planeta!), pasando por el chestburster («revientapecho»); incluso los huevos fueron parte de la elaboración creativa de Giger. Los cuales, por cierto, se abrían en cruz porque Giger quería un reflejo perverso del icono cristiano.

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¡Demasiado cerca! Estás invadiendo mi espacio.

Pero Giger hizo mucho más que el monstruo de la película. También fueron diseños suyos la nave espacial abandonada y el space jockey, el cadáver de la gigantesca criatura biomecánica que es encontrada por parte de la tripulación. Giger lo bautizó inicialmente como «el piloto». Luego, James Cameron, director de la segunda parte, se refirió a ella con afecto como «paciente dental grande», por su tamaño en comparación a los humanos y porque está sentado de forma que parece estar en una cita con el dentista. James Cameron es un cachondo.

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Fui a hacerme un empaste y me reventaron el pecho.

Que Alien esté entre las mejores películas de la historia no ya del terror sino del CINE en general (y esta distinción es importante, porque al terror se le suele mirar por encima del hombro), no es sólo mérito de la dirección de Ridley Scott y el guión de Dan O’Bannon. Ambos hicieron un gran trabajo, pero sin los diseños de Giger me atrevo a decir que Alien habría sido una película de terror y ciencia ficción buena, sin más; no habría alcanzado todo su potencial. La labor artística de Giger hizo posible que el film terminase por alcanzar el estatus de leyenda. No en vano la Academia lo premió con el Óscar a los mejores efectos especiales, premio que compartió con otros especialistas por su trabajo colectivo en Alien. Entre esos especialistas se encontraba el italiano Carlo Rambaldi que se encargaba de los movimientos de la cabeza de la criatura. Unos pocos años más tarde Rambaldi volvería a ganar el Óscar por su trabajo con un alíen mucho más benigno, E.T. (1982) de Steven Spielberg.

Giger nació en el año 1940, en Coira (Suiza). Su padre, un farmacéutico, le dijo que perseguir una carrera artística era de pobres. Aunque razón no le faltaba al buen hombre, por fortuna para nosotros, los aficionados al terror, Giger no hizo caso a su padre. Se trasladó a Zúrich donde estudió arquitectura y diseño industrial.

Como muchos otros artistas, Giger empezó a pintar sus obras con óleo pero no sería hasta que descubrió el aerógrafo y se volvió un maestro de esa técnica que adquirió su particular estilo. Los temas más frecuentes en la obra de Giger son la fusión de la carne y lo mecánico, biomecánica, y las formas alienígenas y su erotismo, xenoerótica. Gracias al aerógrafo daba a sus pinturas esos toques de óxido, suciedad, polvo o sombras que, junto a sus temas favoritos, caracterizan tanto sus obras. Giger empezó a ganar una cantidad respetable de dinero vendiendo sus dibujos para hacer pósteres.

El suicidio de su novia Li Tobler en 1975 (contando tan sólo 27 años), una actriz teatral suiza, afectó mucho a Giger y las facciones de sus personajes femeninos a menudo semejaban el rostro de su novia fallecida. Algunas malas lenguas decían que las siniestras pinturas de Giger contribuyeron a agravar la depresión que ya sufría la actriz. E incluso durante el rodaje de Alien, alguien extendió el rumor de que conservaba unos huesos de su novia a modo de recuerdo.

A decir verdad, aunque él mismo reconocía que su obra podía resultar perturbadora, Giger señalaba que no sólo había terror en sus pinturas sino también belleza e incluso amor. Quizá un amor explícito y escabroso, pero amor al fin al cabo. Entre su obra hay dibujos que muestran a criaturas alienígenas dándose placer en un coito consensuado y, para más señas, uno de sus cuadros es un mosaico de vaginas siendo penetradas. Esto sirve de contrapunto al Alien de la película de Ridley Scott que era la personificación de la violación, de la penetración intrusiva.

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Portada de un álbum musical con un dibujo de Giger como portada.

En cualquier caso, muchos artistas apreciaban la obra de Giger; éstos mantenían ocupado al macabro genio suizo con sus encargos. Uno de los encargos más célebres realizados por Giger fue el pie de micrófono de Jonathan Davis el cantante de la banda de nu metal Korn. Davis le pidió que le hiciera un pie de micrófono que evocase su tan célebre como perturbador xenoerotismo, con la única restricción de que fuera funcional y de fácil transporte. El resultado final debió de gustarle, ya que se lo ha llevado a numerosas giras.

Otros músicos le compraron los derechos de algunas de sus obras para usarlas como portadas de sus álbumes. De modo poco sorprendente, a menudo, estas bandas representaban la parte de la música metal más dura y tenebrosa.

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Davis (Korn) con su pie de micrófono.

Giger compró el château de Saint Germain en Gruyères y actualmente esa propiedad alberga una exposición permanente del pintor surrealista: el museo de H. R. Giger. Su segunda esposa, ahora viuda, es la directora. Además hay dos bares con la estética de Giger, ambos llamados Giger Bar, oficializados por el propio artista. Uno en el ya mencionado château y otro en Coira donde nació. Así que, si alguna vez viajáis a Suiza y queréis tener una experiencia diferente, ¡ya sabéis donde ir!

La obra de H. R. Giger ha sido vital para el terror: en el cine, en la pintura, los videojuegos… su legado durará mucho, mucho tiempo. De eso estoy seguro. ¡Larga vida a H. R. Giger! El maestro del terror surrealista.

 

8 comentarios en “Arte de terror (I): H.R. Giger

    1. Je, je, gracias. De hecho, no es ninguna tontería, ese tipo de turismo tiene demanda. Tanto el terror ficticio de artistas como el, presuntamente,»real»; hay tours de casas embrujadas en Savannah y Portland (ciudades de EEUU) por ejemplo.

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  1. que buena entrada, no me acordaba que hoy era el aniversario!!! y eso que la productora no lo quería contratar porque se les salía del presupuesto, se conformaban con un «Alien» como el de «Dark star» pero Scott insistió y consiguió ese toque tan «lovecraftiano» que ya forma parte de la leyenda de la ciencia-ficción 🙂

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  2. Heroína Escarlata

    Muy buena entrada. Me ha gustado descubrir la trayectoria profesional del creador de uno de los mejores monstruos del cine.

    Por cierto, he echado un vistazo a los bares en Google, y son una pasada.

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    1. Gracias. Desde luego, los Giger Bar son obras de arte en sí mismas. Para mí está claro que tengo que ir a Suiza y tomarme algo en ellos antes de morir. Y visitar el museo, claro.

      Y me he dejado cosas en el tintero, así puedo hacer H.R. Giger 2ª parte el próximo año. Ese hombre y su obra son fascinantes.

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