Steel Country es un thriller bastante servicial que sobresale por encima de la mediocridad de una película de la sobremesa de los domingos gracias a un protagonista atípico y bien interpretado por el actor irlandés Andrew Scott.
Un detective amateur está lejos de ser algo desconocido en el género, pero sí que es inusual que no tenga una profesión llamativa como escritor o mentalista o que no sea una ancianita aficionada a hacer punto.
Mi segundo día del Fancine fue cuanto menos interesante, empecé viendo Piercing una película basada en una novela de Ryu Murakami, el autor de Audition (la cual también fue adaptada al cine, en el año 1999. Gracias a Mensajera del Mojave por este dato).
Una comedia negra, y creedme su humor es bastante negro, que empieza lenta pero va cogiendo carrerilla a medida que avanza.
Su premisa es la siguiente: un padre de familia alquila una habitación de hotel con la intención de contratar los servicios de una prostituta y matarla allí. Su falta de decisión y el hecho de que la prostituta se revele como una mujer bastante extraña dificultarán sus planes…
Les Fauves (a.k.a. Savage) tuvo el honor de hacer primera sangre en mi itinerario del Fancine, esta película francesa es una suerte de thriller y romance con la siguiente premisa: durante el verano en un camping al sur de Francia corre el rumor de que hay un gran felino rondando por la zona, la joven protagonista se siente atraída por un escritor maduro y a medida que se va acercando a él un joven desaparece. ¿Se lo ha zampado el felino o es el solitario autor un asesino?
La idea en sí es atractiva. La ejecución, en cambio, no tanto. Una película que dura menos de hora y media y pese a ello se hace lenta. Los actores hacen lo que pueden pero al diálogo le falta cierta chispa y el ritmo no acompaña.
SANGRE DE BOTE 